domingo, 3 de mayo de 2009

La literatura infantil y educación inicial

LA LITERATURA INFANTIL EN LA EDUCACIÓN INICIAL

Luzmán Salas

El tema de la literatura infantil en la educación inicial es de suma trascendencia porque se refiere al mundo de la sensibilidad infantil, antes de los cinco o seis años de edad, donde los niños viven la etapa de la ensoñación, la imaginación, el simbolismo y el encantamiento.
En el Perú tenemos destacadas figuras intelectuales y literarias que luego de un largo período de experimentación y teorización nos han entregado estudios serios e importantes sobre la literatura infantil en los primeros años de edad del niño. Por la naturaleza del presente enfoque, nos remitimos a algunos de ellos para recoger textualmente sus invalorables aportes y consideraciones..

Berenice Tupiño y Roberto Rosario, en la presentación de su tratado La poesía infantil en la educación inicial y básica (1990), afirman:

Es común el desinterés respecto a la enseñanza de la poesía tanto en la educación inicial como en el ciclo básico. Esto se debe, a nuestro criterio, a la escasa bibliografía; pero fundamentalmente a la equivocada creencia de que la poesía no agrada a los niños. Craso error. La poesía, “lengua materna del género humano”, como afirma Benedetto Croce, es inclusive anterior al cuento en la escala de aceptación por el niño. ¿Acaso la madre al acunar al infante no emplea la poesía en la forma de nanas o arrorrós?
Primero es el ritmo, la melodía, después el contenido. Se equivocan pues quienes creen que a los niños no les gusta la poesía porque no comprenden el significado de los versos, cuando en realidad el niño piensa y habla en imágenes, por su permanente condición de descubridor del mundo que le rodea y su sorpresa constante.. Dice Luis Tejada que la poesía es el deslumbramiento de la sensibilidad infantil, es el embrujo de la palabra en la metáfora, es un hálito de palpitante emoción capaz de transformar y transportar hacia un mundo de ensoñación. Si el niño interpreta el universo en escenas globales, en imágenes con sugerencias poéticas, mal puede posponerse a la poesía con el criterio equivocado de que el niño no la entiende.

1. ¿Qué es la poesía infantil?
Octavio Paz dice que la poesía “no es un espejo en el que nos contemplamos, sino un destino en el que nos realizamos." Es sin duda la búsqueda de la belleza a través del artificio de la palabra.
No es necesario por ello comprender el significado de los versos para apreciar un poema, como no es necesario ser músico para percibir la belleza del canto de un gorrión. No hay edad, ni sexo, nivel cultural, social o raza, que prime en la apreciación de la poesía. Es connatural a la belleza de la palabra escrita o hablada.
Morita Carrillo, distinguida educadora y poetisa venezolana, dice que la poesía “tiene un parentesco más cercano con las almas infantiles: lleva al niño a encontrase dentro de sí mismo y hacer uso de sus recursos totales de imaginación, de sensibilidad, de afectividad; es capaz, en fin de guiarlo hasta el libre desarrollo de sus facultades creadoras, por su gran poder de emulación.”

Frida Schultz de Mantovani afirma: “La niñez es la etapa en casi todos los hombres son poetas. Y el que de hombre lo sigue siendo es porque ha conservado en sus ojos y su espíritu la virtud de asombrarse.”

Carlota Flores de Naveda expresa que la poesía “es una de las formas superiores del arte porque logra la plena traducción de las vivencias del hombre por medio del signo lingüístico, del ritmo, del dibujo y aun del propio silencio.”

2. Fines de la poesía infantil
La poesía no se orienta a un fin. Ella es un fin en sí misma. Subsidiariamente se desprenden las siguientes funciones: social, ética, lúdica y estética.
Carlota Carvallo de Núñez afirma: “Debe procurar dar al niño una verdadera conciencia de su identidad nacional y de la naturaleza que lo rodea, deberá estimular su imaginación, al mismo tiempo que afinar también su sensibilidad.”

Francisco Izquierdo Ríos dice: “Debe proporcionar al niño un alto goce estético, despertando en él amor profundo por la naturaleza, por la vida, por la patria, por la humanidad.”

Mario Florián expresa: “Debe producir placer y alegría al niño. No debe ser meramente didáctica o instructiva.”

3. ¿Interesa que los niños entiendan la poesía?

“La poesía más que la inteligencia va dirigida a la sensibilidad; por tanto no ha de ser medida con la vara del razonamiento”, dice Morita Carrillo.
Dora Pastoriza de Etchebarne, educadora argentina, afirma que “no interesa que el niño entienda la poesía en su significado exacto. La poesía es palabra, es música, y como tal va dirigida, ante todo, al oído, camino forzoso para tocar la sensibilidad”.

Juan Ramón Jiménez sentencia que “en casos especiales nada importa que el niño no la entienda, no lo comprenda todo. Basta que se tome el sentimiento profundo, que se contagie del acento, como se llena de la frescura del agua corriente...”

Para gozar la poesía no es necesario que el niño la entienda. Progresivamente se irá creando en él esa necesidad, pero antes habrá ganado el espíritu, la música, el sentimiento.

La poesía es anterior a la narrativa, pues no es menester que se alcance madurez para comprenderla, sino sentimiento para apreciarla, oídos para escuchar, brazos para agitar.





4. ¿Cómo enseñar poesía a niños de dos a seis años?

Al respecto decía el connotado y lamentablemente fallecido poeta y educador peruano Eduardo de la Cruz Yataco:
“La práctica poética en la educación inicial debe realizarse en los instantes más sosegados, cuando nada perturbe su asimilación y deleite, El niño debe, pues, estar calmo, relajado y silencioso cuando la maestra empiece a transmitir oralmente o recitar con la voz más tierna y melodiosa posible; de esa manera podrá apreciar el alumno la musicalidad y el diferente lenguaje de la poesía. Debemos recordar siempre que el primer contacto del niño con la música, con el ritmo y la poesía se consigue en trono a las canciones de cuna; y que todo ello ingresa por la vía oral-auditiva.
En los centros de educación inicial se canta y sigue rítmicamente la música con movimientos y palmadas; los cantos poseen, muchas veces, letras que corresponden a hermosas endechas infantiles. Ya tiene, entonces, el pequeño básica sensibilidad poética. Después de las canciones de cuna o arrorrós, será paso siguiente el de las canciones escolares del jardín de infantes y luego deberá continuarse, sin abandonar el cancionero infantil, con los poemas para niños.
La maestra debe recitar los versos de educación inicial, memorizarlos y dominarlos en su entonación, tarea no difícil, pues en el nivel inicial estas creaciones son breves y cadenciosas; se poseerá mayor libertad que cuando se leen, además de entablar una comunicación directa con el niño, interesándole mucho más.
La profesora deberá procurar hacer sentir a los pequeños los matices significativos elevando la voz, dando lapso vital a los silencios, resaltando las variaciones a través de ritmos y entonaciones diversas, así como marcando la rima y la sonoridad de los estribillos y aliteraciones.

No olvidemos que la poesía es para sentirla más que comprenderla.

En resumen, debemos considerar que la poesía en educación inicial requiere de lo siguiente:
1. Un ambiente propicio lleno de paz y sosiego.
2. Un proceso de la música a la poesía.
3. Proporcionar íntegramente las creaciones poéticas, sin recortes ni adaptaciones.
4. Prioritariamente, recitarse, pocas veces leerse.
5. Que la recitación esté signada por la melodía y el ritmo.
6. Que el significado de la palabra no perturbe ni interfiera la recitación.
7. Que los niños escojan sus poemas preferidos a través de la selección del aula. El maestro previamente debe haberlos elegido para proponer los que crea pertinentes.
8. Que se considere la conveniencia del recitador grupal.
9. Que las ilustraciones acompañen sólo complementariamente y en raras ocasiones, en especial cuando la profesora lea poemas.





EL CUENTO EN LA EDUCACIÓN INICIAL

El cuento atrae a los niños por el argumento, la acción, los personajes y las vivencias que le producen los acontecimientos. Les encanta sobremanera ver en ellos recreados los personajes que conocen, siendo sensibles al triunfo de quienes embargan su simpatía y al ridículo de quienes aparecen a sus ojos como representando fuerzas negativas. Sin embargo, es recomendable también que los padres y promotores no sólo les relaten a los niños cuentos o les improvisen dramas y poemas, sino que es importante leerles textos para iniciarlos en el universo de los libros en los cuales está depositado el gran acervo cultural de la humanidad, mostrándoles que ellos encierran un mundo encantador y fascinante.

Algunos consejos sobre el tratamiento del cuento en la educación inicial

Lo que nos dice el destacado educador, poeta y escritor peruano Danilo Sánchez Lihón es cierto:
En educación inicial sé perfectamente que un profesor o profesora se ve limitado por no disponer de materiales literarios adaptados al desarrollo del niño en edades menores de 6 años. Sienten que les falta apoyo de textos para iniciar al niño literariamente. Debido a tal carencia la educación inicial actual no desarrolla suficientemente contenidos literarios y las actividades se centran principalmente en las artes plásticas en donde están más ala mano las cartulinas, pinturas, tintas, etc. Les recomendaría en tal caso olvidar textos totalmente ajustados para dicha edad, y recrear todo lo que se tiene aprendido en literatura, haciendo el esfuerzo de ponerlo en el nivel de los chicos.

Es el “recreador” quien sabe que para cada situación debe adaptar un desarrollo distinto y especial de un relato o poema, que debe darle proyecciones y vivencias propias. De él depende la utilidad o no de los materiales. Para ello, sólo daría las siguientes recomendaciones:
1. Buscar siempre situaciones que tiendan a fortalecer en los niños la confianza en sí mismos, en el hombre y en su grupo.
2. No irse por las nubes, sino en lo posible presentar la realidad, recrearla y referirse a ella.
3. Condimentar el desarrollo de la historia con notas de suspenso que anime la historia y notas de humor que le den gracia y encanto.

Por nuestra parte, sugerimos lo siguiente:
1. Usar cuentos muy sencillos y breves, partiendo de relatos cuyo lenguaje le es muy familiar al niño, lindante con la oralidad..
2. Vincular la temática y los protagonistas del cuento con nuestra realidad.
3. Narrar con gusto, emoción y expresividad.
4. En el análisis del cuento, avanzar de la simple memorización hacia la comprensión, el enjuiciamiento crítico y la recreación.



LA LORA Y LA ZORRA

Anhelosa una zorra por conocer la luna, rogó a un cóndor le clocara una soga por la cual pudiera llegar hasta ella.
Trepaba mirando a todas partes, ufana de poder transportarse hasta la Mama luna, cuando escucha que alguien se reía: ¡ja, ja, ja!, ¡ja, ja, ja!
¿Quién será aquella disforzada que así se burla de mí?
Cruzaba el espacio, pesadamente, una lora lanzando sus chirrridos que los tomaba la zorra por mofa; encolerizada contesta a su vez: ¡ociosa lora! ¡lora patituerta! ¿Quién eres tú para burlarte de mí?
Seguía ¡ja, ja, ja! la lora, en tanto la zorra colérica la insultaba: ¡lora poltrona! ¡ociosa lora!
Rabiosa la lora, al verse ofendida, se abalanzó contra la soga y la cortó.
Desesperada la zorra caía por entre las nubes pidiendo a gritos la recibieran en mantas; pero como nadie la escuchara, la infeliz se estrelló en tierra.



EL CUENTO DEL CARTUCHO
Julio Garrido Malaver
Niño:
Toma en tus manos esta corneta blanca: es una flor.
Debes conocer la historia del cartucho blanco.
Pues había nacido en cierta parte de la tierra un niño muy hermoso y que tenía el destino de cantar.
Lo supieron los malos y castigaron al niño desafiándolo con cortarle la lengua, si alguna vez cantaba.
Los malos tenían miedo a las canciones del niño, porque serían dulces. Y para no oír nunca las canciones del niño, le cortaron la lengua, lo sepultaron y, sobre su tumba, colocaron una piedra muy grande y muy negra,
Pero una noche la piedra fue levantada por una voz de cornetas que nacía del fondo de la tierra.
Los malos huyeron despavoridos, mientras brotaban cornetas blancas por todas partes.
Se cumplía el destino del niño, porque cantaba flores...

(De La tierra de los niños. Lima, 1946)